Unos días han transcurrido desde que zarpamos del Tomás Maestrel que ha sido nuestro puerto base. Unos días extraños, con esperanza de ver a mi hija, aunque con "la mosca detrás de la oreja", que es lo que finalmente ha sucedido.
Está semana de singladura, ha sido un ponerme a prueba, un poner a prueba el barco también. No se ha roto nada, nada grave, quiero decir, salvo otro encontronazo de la neumática con otro "objeto navegante autonomo semi a la deriva", que finalmente volvió a despegar el balón que había sido reparado. Y gracias, porque la otra opción hubiera sido un buen golpe en el casco.
Total. Que aquí estamos. Un poco enclaustrados sin poder bajar a tierra cada vez que apetece. ¡Que le vamos a hacer!, hay que buscar las formas de hacerlo.
En esta pequeña travesía, he acompañado, más o menos, a Rafael. Un barbateño y su recién adquirido "Se Verá" (no voy a citar el antiguo nombre, porque a Rafa no le gusta en absoluto). Un veterano Puma 26, con sus achaques de haber estado abandonado y usado como apartamento flotante durante mucho tiempo. Creo que le esperan un par de años de remozado y una nueva y buena vida. Solo recordarle a Rafa que, el día que ponga el nuevo nombre al barco, debería sacarlo a navegar, ofrecerle a Neptuno un buen trago y cruzar por tres veces su estela, por aquello del "mal fario" de cambiar el nombre a un barco.
Nosotros, llevamos dos días en Adra, donde he tenido la decepción que antes conté, aunque he visto a mí Rafita... Que hacia ya tres años que no lo veía. Y a esas edades es mucho tiempo ¡Como crecen!.
Estos han sido días, en los que nos enfrentamos a un fuerte temporal de levante que nos obligaron a buscar refugio en el puerto de Garrucha... Una sorpresa ese puerto que conocí hace muchos años.
Un puerto que, ha pasado en unos pocos años, de ser un puerto mixto granelero-pesquero-deportvo, a ser igualmente mixto pero habendo sufrido una fuerte remodelación. Con unos pantalanes modernos, con servicios funcionales, limpios (bueno, si exceptuamos el "mal de las gaviotas" que castigan a todo puerto pesquero). Y sobre todo, una marineria que, aunque escasa, se esfuerza con simpatía y dedicación.
Todo lo contrario que nos hemos encontrado en Adra que, si bien está gestionado por la misma concesionaria, se nota arrastra viejas rémoras y actitudes de antaño.
Garrucha parece un puerto deportivo nuevo; Adra, sigue teniendo ese viejo aire de abandono y dejadez que nunca ha llegado a superar desde su remodelación. Y el RCNA... bueno, ese tampoco cambia.
¡Por Dios! cuanta negatividad. Yo, como siempre, haciendo amigos.
Notas para mi mismo:
- Sigo sin comprender que las estaciones costeras españolas, tengan menos potencia que cualquier pesquero magrebi o que cualquier puerto magrebí...
- Sigo sin comprender como esos pesqueros magrebies se permiten el lujo de saturar el canal 16 (emergencias) con autenticas conversaciones de horas y horas.
- Sigo sin comprender como o por qué, en diversos idiomas (ruso, francés chapurreao, inglés macarrónico... chino) se mantienen esas conversaciones en ese canal vhf. ¿Ees que solo lo respetamos los recreativos?
Mañana, si Dios quiere, comenzamos a hacer norte... Lo que anotaré como la primera singladura real de esta aventura.
Un ruego: Por favor, seguid (suscribíos) este blog. No cuesta nada y si "hacemos números", acabarán pagando algo por la publicidad que dentro de poco se mostrará (de manera no intrusiva). Que hay que vivir y pagar los costes de la aventura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario