Primera entrada de emergencia en Garrucha: Dice el retruécano que es de bien nacidos ser agradecidos, y eso pretendo. Agradecer a la marinería de ese puerto, y al puerto en sí, por las atenciones y ayuda que en momentos "peliagudos" me han prestado.
Hacía muchos años que no recalaba en ese puerto, y en 15 días mal contados lo he hecho en dos ocasiones, y las dos de emergencia y sin "reservar" previamente.
En la primera ocasión, mor a un temporalazo del Este, que se desató de forma imprevista y ya me había pillado navegando hacia Carboneras.
No conseguía hacer una navegación ni estable, ni segura, me había dado un mal golpe con un winche y, como buen diabético me había provocado una herida en un brazo, por la que sangraba cual cochino en día de matanza.
Si continuaba hacia el sur, corría el riesgo de no encontrar ningún fondeo protegido a lo que había entrado; es lo que tiene ese tramo de costa, a los Estés, Sureste y Sures no hay donde esconderse. No las tenía yo todas conmigo, había estado leyendo comentarios y referencias de navegantes extranjeros días atrás, acerca del mal trato recibido en esas instalaciones de Carboneras, habiendo no ya negado refugio, sino "expulsado" a barcos ya refugiados ante circunstancias parecidas.
De esta forma. Y sin pensármelo mucho, enrollé la Génova, que era lo único que en ese momento llevaba abierto, y haciendo una "virada salvaje" di motor, y entre bamboleos me fui aproximando a la bocana de Garrucha, rumbo norte.
Aquello parecía no llegar nunca, ola que sube, ola que baja. Por fin consigo embocar, repito, entre unos meneos de esos que hacen historia y que solo el Mediterráneo con su alocada POCOM es capaz de ofrecernos. Al fondo, viniendo desde el norte, atisbo otro velero, no mayor que el YULUKA, que también va buscando refugio y le cuesta Dios y ayuda arrumbar.
Con el walkie en mano, por el canal 9, hago la llamada de rigor "Puerto de Garrucha, Puerto de Garrucha, Puerto de Garrucha; aquí velero YULUKA, YULUKA, YULUKA. ¿Me reciben, cambio?..."
No tuve que esperar ni a la repetición de la llamada, casi inmediatamente me responde el marinero, al que le digo que solicitaba amarre de refugio y que estaba en la bocana (casi emparejado a un granelero que cargaba yeso y que realmente daba miedo), que no había reservado. Ese mismo marinero me indica que me dirija hacia un pantalán a mi babor donde está el esperando para ayudar en el amarre.
En un primer vistazo no llego a verlo, pero me vuelve a decir que me está haciendo señales con los brazos y busque su gorra roja. Eso hago y allí lo veo.
Un chaval joven, al menos desde el punto de vista de mis 63 años, me indica el amarre. Por la banda, en el Pantalán C, en el que ya había otro barco que había entrado un rato antes.
Le lanzo mis amarras y me atraca de manera rápida y eficiente. Sin otra indicación que debo pasar por la oficina, me deja un juego de llaves (puerta del pantalán, servicios, duchas) y al ver mi brazo me indica que en un rato vendrá a curarme.
Apurado, me deja acabando de organizar el rebuchinche que llevo dentro del barco y se va un poco más adelante, en el mismo pantalán, a atracar al otro velero que yo veía aproximarse. Un Carter 31, bandera polaca, con una parejita de polacos con su hija, que si tenía reserva para unos días.
Cuando terminó con esa faena, volvió hacia mí, me indica donde se encuentra la oficina y solo me hace el comentario: ¡Como se ha puesto en un momento!, ahora vengo con el botiquín.
Le contesto que si y que me había pillado ya al Sur, pensando entrar en Carboneras. No me hizo ningún comentario, pero su cara lo dijo todo. Y se marchó a atracar otro velero que entraba "de bulla"...
Una vez relajado, me dirijo a la oficina, presento la documentación del barco (gloriosa tarjetita polaca, que nos libras de tanto papelote inútil) y mi DNI. Allí, y como me pareció de ley, contrato una noche. Sin problemas. Pago la estancia en efectivo, y de los 22 y pico €, la cosa se queda en 20€, ellos no tenían cambio y mi cara no debía se de haberlo pasado nada bien. Solamente me piden el seguro, y me ofrecen que si lo tengo en "digital" se lo envie por WhatsApp, y así no tengo que dar más vueltas.
Al dirigirme al pantalán de nuevo, me cruzo al marinero. Que viene de la farmacia con los aditamentos necesarios y, en una pequeña oficina me cura la herida, más escandalosa que grave.
Entablamos una breve pero muy agradable conversación y una vez finalizada la labor "sanitaria", vuelve a salir corriendo... Está solo para todo el trabajo del día.
Pasé una buena noche a resguardo, varios barcos más entraron a refugio, entablé conversación con la parejita polaca que, me contaron iban a Canarias, vivían en Austria y habían estado restaurando su "viejo" Carter durante 3 años, aún les faltaban muchas cosas por hacer, pero navegaban, y estoy seguro acabarán dando su vuelta al mundo como desean. ¡Ojalá tengan buena proa y mucha agua bajo la quilla!.
A la mañana siguiente, me viene el "bofetón" de la relajación, y contrato otro día de estancia más (no me encontraba yo con muchos ánimos de zarpar ese día). Sin preguntarme nada, me cobran el mismo precio rebajado, aunque le digo al marinero (el hermano del anterior, igual de apañado y servicial) que ya si llevaba cambio, dice que no me preocupe. Aprovecho y relleno un poco la nevera y la gambuza, repongo agua en los depósitos y paso un día de relax y "dolce far niente" que dicen los italianos.
Total, que a la mañana siguiente, bien temprano, un tercer marinero, de iguales cualidades humanas, me ayuda a desatracar y zarpo rumbo sur.
Me llevo una gran impresión. Nada que ver con otro puerto APPA en el que entré un par de días posteriores, a pesar de ser un puerto remozado y remodelado por las mismas fechas que este de Garrucha; Adra. Desagradable, sucio, maloliente el agua, descuidado, pantalanes llenos de excrementos de gaviota, desagradables en el trato... Tanto que me llegan a exigir que por tirar la basura y bajar 20 minutos para ir a la farmacia, tengo que pagar un día de estancia (ni locos), de reponer agua, ni hablamos, que es solo para sus clientes...
En Almerimar, puerto privado; fueron ellos mismos, antes de que yo preguntara si podía cargar agua tras tirar la basura, me ofrecieron la manguera. Son esas pequeñas cosas que a nadie se le niega. Es humanidad y buen hacer de la gente de mar. ¡En fin!, con estos mimbres...
Segunda entrada de emergencia en Garrucha: Voy de vuelta hacia el norte, tras unos días de sabor agridulce en "mi tierra". (Y ahora copio y pego lo que escribí en el post correspondiente) Despacito, sin prisas, vamos cubriendo millas, lo cual me hace confiarme, y si comencé la jornada con Génova y motor (a la francesa), decido izar la mayor a tope y apagar el motor
Primer error del día: Navegar costeando y confiarme de las Bonanzas del Mediterráneo.
Pues eso, que de este "Mare Nostrum" no debes fiarte. Poco a poco, va subiendo el viento por el efecto del calor, también va subiendo lentamente la ola. Nada preocupante, o eso pensaba yo, la navegación se vuelve a ratos incómoda, por esos movimientos que genera la afamada POCOM (Puñetera Ola COrta del Mediterráneo) de la que en tantas ocasiones hemos hablado y comentado.
Preparándome para navegar todo el día y parte de la noche, según lo previsto, y persistiendo en el error de navegar demasiado próximo a costa, a la altura de la urbanización "Vista Los Ángeles" (no la conozco, lo he mirado en la carta náutica), recién pasada la Punta del Cantal, un rachazo de 22 nudos que, como he insinuado antes, me pillaron desprevenido (por ese punto de chulería que te da el ir navegando rápido y bien), hace que el barco se vaya de orzada. Pero no una ida de orzada "normalita", ¡Toda una señora ida de orzada! (Ya sabéis que este barco, con espíritu "Racer" es bastante nervioso en sus reacciones), que me hacen soltar completamente la escota de mayor para desventar y recuperar; y visto que no es suficiente, y la cosa comienza a ponerse "peliaguda", intento enrollar la Génova.

¡Que si quieres arroz, Catalina!, arranco el motor y abro el stopper de la driza del Génova. Vela abajo, tan abajo que se va al agua; barco con gobierno comprometido, no puedo meter motor con la vela en el agua.
Total, que voy a proa, y con las posaderas bien asentadas en cubierta. Comienzo a izar lentamente la vela y a depositarla sobre ella. ¡Como pesa la puñetera cuando está cargada de agua!. En unos 10 minutos he conseguido izarla y "estibarla" sobre cubierta; con esfuerzo y sin perder de vista la tierra y su cercanía (ya lo dice Pérez Reverte: "Los barcos se pierden en tierra").
Me muevo, a "arrastraculos" al puesto de gobierno o "cockpit" que dicen los modernos, y doy motor. Ordeno mientras tanto el lío de cabos de la bañera. Pongo la mayor a la vía y la dejo izada para estabilizar el rumbo.
Vuelve una relativa calma, pero me doy cuenta de que unos "aditamentos" cuyo lugar habituales la entrepierna, están situados a la altura de los lóbulos de las orejas, y se niegan a bajar de ahí.
El viento continúa subiendo, así como la mar. Tomo la decisión de entrar en Garrucha, a modo de refugio y emergencia, envergar de nuevo la Génova (malditos enrolladores, con la de garruchos esto ya estaría solventado), y volver a zarpar...
Garrucha, bendito puerto. Me espera el marinero, al que ya conozco de mi estancia al bajar hacia Almería. Agobiado el buen hombre, porque mientras yo arribaba, otros 5 o 6 (fueron 7 finalmente) barcos pedían refugio. Y es que la cosa no era para menos... El viento subía hasta los 25 nudos con rachas de 30. Conseguimos amarrar el barco, de proa a la bocana, pues es de allí de donde viene el viento y la mar; poniendo amarras dobles, defensas como si no hubiera un mañana, y a pesar de eso, los movimientos hacen que el barco golpee el muelle-pantalán, que es demasiado alto, y no hay forma de calcular bien la posición de las defensas, con las lógicas consecuencias... El riel del cintón, a la altura del través, se deforma (habrá que arreglarlo, aunque solo sean unos tornillos), y una de las defensas hace "plum", no revienta, pero la válvula de hinchado sale volando.

Su hermano ha venido a echarle una mano, al parecer vive en las cercanías y desde su ventana nos estaba viendo "en faena" a los dos. Pero ni con esas damos a basto.
Esperando que amaine algo el viento, así no hay manera de izar una vela, ayudo al marinero a atracar los 7 barcos que entran detrás mía... Todos "guiris" salvo dos, una familia de Granada y un viejo conocido del Tomás Maestre con su mujer. El resto guiris, que solo hablan guiri.
Total, que me convierto voluntariamente en traductor guiri-español para dar instrucciones, y en ayudante de marinero. Uno detrás de otro, y con bastante esfuerzos por la que estaba soplando, conseguimos amarrarlo todo.
A eso de las 8 de la tarde, cae el viento lo suficiente como para "apañar" de nuevo la Génova, lo que hago con presteza, pues no confío nada en que se mantenga esta encalmada. Cuando he acabado de "apañar" el barco y estoy presto a zarpar, el marinero me dice que me quede está noche y descanse, que me he ganado la estancia, es una oferta que no puedo rechazar ("The Goodfather"). Así que a dormir amarrado. ¡Menuda primera parte de la noche!, meneito de discoteca... A eso de las 3 o 4 de la madrugada, amaina el viento y la mar y se puede dormir sin el meneito ni la "ambientación musical" de Dj Jarcia.
9 de la mañana. Me despierto, café "comme il faut", aseo, organización del barco, consulta de la Meteo, y viendo que la cosa no pinta excesivamente mal, acabo zarpando como a las 11 de la mañana. La familia de Granada ha zarpado antes que yo (se acaban las vacaciones), mi viejo conocido del Tomás Maestre carga gasoil y zarpa también rumbo Sur, con desperfectos según me contó por WhatsApp (un pasacabos arrancado, un candelero doblado y un par de defensas reventadas), pero sanos y salvos. Los guiris se quedan.
Zarpo de Garrucha bien descansado, muy agradecido con la marinería, y con la mosca detrás de la oreja por la dichosa Meteo, que no está nada clara. Pues amenaza otra como la de ayer a media tarde.
Impresiones y agradecimiento: Garrucha, un pequeño gran puerto, remozado por la Junta de Andalucía años atrás, al igual que otros muchos. Y tras unos años de "gestión directa" sacado a concurso en concesión. No me extraña, si la gestión era igual que el de Adra, directo a otra ruina pública.
Un puerto que conjuga actividades pesqueras, comerciales como cargadero de graneles de mineral de yeso y recreativas. Con partes claramente diferenciadas. No voy a decir que esté bien diseñado; pues su bocana abierta al sur te deja "al albur" de esos vientos y mareas, pero con unos pantalanes relativamente nuevos y relativamente bien cuidados. Sobre todo limpios (su trabajo debe de costarles, porque gaviotas hay para dar y regalar)
Con unas instalaciones que, a pesar de ser provisionales, están limpias funcionales y agradables.
Lo mejor de todo, su marinería, incluyendo a los de la oficina, chavales con una calidad humana que ya quisieran en otras partes. Gente que sabe o parece saber de los malos tragos que puede proporcionarte la mar. Chavales con una capacidad de trabajo encomiable que, aún siendo escasos en número, se desviven por ayudarte, atienden el surtidor de combustible, se pasan a ver cómo te encuentras, nunca te niegan un refugio ni una ayuda. Chavales, gente de los que "hacen puerto".
Un puerto y una marinería que me ha hecho reconciliarme con los puertos "públicos" y marineria de dichos puertos andaluces.
Tengo que aclarar/declarar. Que las opiniones vertidas en este post son solamente y exclusivamente mis opiniones. Basadas en mi experiencia propia. Si hago valoraciones, son mis valoraciones de navegante que, si a alguien les molestan o escuecen, hagan lo posible por corregir actitudes o hacerme ver que estoy equivocado.
Tengo que pedirles disculpas, pues soy bastante malo para recordar nombres, por eso y no equivocarme, no los cito personalmente; pero es gracias a ellos por lo que siempre tendré ese puertecito en mi mente. Y el día que retorne de "mi locura", tendré en cuenta para convertirlo en base del YULUKA y hogar de Abejonejo aventurero.