martes, 2 de diciembre de 2025

Los viajes de Pablo el Apóstol, el objetivo y fin de este proyecto.

"El apóstol Pablo fue uno de los escritores más prolíficos del Nuevo Testamento y sus epístolas proporcionan una gran cantidad de información sobre su vida y su ministerio.

En este artículo, echaremos un vistazo a su vida, su obra y a descubrir las diferentes rutas que recorrió el apóstol Pablo durante su ministerio, ¿Me acompañas? 

¿Quién fue pablo apóstol?

El apóstol Pablo fue una de las figuras más influyentes de la historia del cristianismo. Nacido en la ciudad de Tarso, en la actual Turquía, era un judío educado en la estricta tradición farisea. Su conversión al cristianismo se produjo a raíz de un dramático acontecimiento en el camino de Damasco, tras el cual dedicó su vida a difundir el mensaje del Evangelio por todo el mundo conocido.

San Pablo Apóstol (El Greco)

Los viajes misioneros de Pablo le llevaron por todo el Mediterráneo, y sus escritos -que constituyen una gran parte del Nuevo Testamento– han configurado el pensamiento y la práctica cristianos durante siglos. Finalmente fue arrestado y encarcelado en Roma, donde escribió algunas de sus obras más famosas, como las cartas a los Filipenses, Colosenses y Filemón. Fue ejecutado por orden del emperador romano Nerón alrededor del año 67 d.C.

No se puede exagerar el impacto de Pablo en el cristianismo. Su incansable labor misionera y su pasión por difundir la Buena Nueva de Jesucristo han inspirado a innumerables personas a lo largo de los siglos, y sus escritos siguen siendo una parte fundamental de la fe cristiana.

¿Qué motiva los viajes de San Pablo a Grecia y Turquía?

Cuando Pablo de Tarso emprendió sus viajes misioneros, tenía dos objetivos en mente: difundir el evangelio de Jesucristo al mayor número de personas posible y encontrar una forma de unificar las diversas iglesias cristianas que se habían desarrollado desde la crucifixión. La primera parte de su plan tuvo un éxito más allá de sus sueños. En un periodo de pocos años, viajó a casi todos los rincones del mundo conocido, predicando a todo aquel que quisiera escuchar. Por el camino, convirtió a miles de personas al cristianismo e inspiró la formación de nuevas iglesias en ciudades como Corinto, Éfeso y Filipos.

La segunda parte de su plan no tuvo tanto éxito. Aunque trató incansablemente de unir a las distintas sectas cristianas, sus esfuerzos fueron finalmente infructuosos. Las divisiones entre los grupos eran demasiado profundas y la desconfianza demasiado grande. Al final, Pablo se vio obligado a reconocer que el sueño de una Iglesia unificada no era más que una quimera.

A pesar de su fracaso en la unificación de la Iglesia, los viajes de Pablo sí dejaron un legado duradero. Su labor misionera contribuyó a extender el cristianismo hasta los rincones más alejados del mundo y sentó las bases de la Iglesia tal y como la conocemos hoy. Por ello, tenemos una deuda de gratitud con él.

Los viajes y rutas de San Pablo

Es importante señalar que la Biblia no proporciona un registro completo de todos los viajes del apóstol Pablo. Sin embargo, podemos reconstruir una imagen general de su ministerio observando las distintas epístolas que escribió.

El primer viaje misionero del apóstol Pablo comenzó en Antioquía de Siria (Hechos 13:1-3). Desde allí, viajó a Chipre y luego a Asia Menor, donde pasó un tiempo considerable en las ciudades de Éfeso, Corinto y Atenas (Hechos 18:1-17; 20:1-2; 21:1-9; 27:1-28:16).

Tras su primer viaje misionero, el apóstol Pablo regresó a Antioquía y luego emprendió su segundo viaje misionero (Hechos 15:36-16:5). Esta vez viajó por las regiones de Galacia y Frigia, antes de llegar a Éfeso, donde permaneció casi tres años (Hechos 19:1-41).

Desde Éfeso, donde está una de las 7 Iglesias del Apocalipsis, el apóstol Pablo se embarcó en su tercer viaje misionero (Hechos 20:1-3). Viajó por las regiones de Macedonia y Acaya, antes de llegar finalmente a Corinto. Tras pasar un año y medio en Corinto, regresó a Éfeso y emprendió su cuarto y último viaje misionero (Hechos 20:17-21:17).

Durante su cuarto viaje misionero, el apóstol Pablo viajó a la ciudad de Jerusalén. Desde allí, viajó a la provincia romana de Judea y luego se dirigió finalmente a Roma (Hechos 21:17-28:31).

Como puedes ver, el apóstol Pablo viajó a diferentes lugares durante su ministerio. Estos viajes le permitieron difundir el evangelio a una gran variedad de personas y establecer muchas iglesias diferentes.

Cada uno de estos viajes estuvo plagado de peligros, pero Pablo nunca vaciló en su decisión de predicar el evangelio. En el proceso, cambió el curso de la historia y dejó un legado duradero para la iglesia.

Como puedes ver, el apóstol Pablo viajó a diferentes lugares durante su ministerio. Estos viajes le permitieron difundir el evangelio a una gran variedad de personas y establecer muchas iglesias diferentes.

Cada uno de estos viajes estuvo plagado de peligros, pero Pablo nunca vaciló en su decisión de predicar el evangelio. En el proceso, cambió el curso de la historia y dejó un legado duradero para la iglesia.

Muerte y legado de San Pablo

La muerte de San Pablo es un misterio que ha desconcertado a los historiadores durante siglos. Hay muchas teorías sobre cómo murió, pero la más probable es que fuera ejecutado por las autoridades romanas.

San Pablo fue arrestado en Jerusalén tras causar un disturbio en el Templo. Luego fue llevado a Cesarea, donde fue juzgado por el gobernador Félix. Durante su juicio, Pablo pronunció un poderoso discurso que impresionó tanto a Félix que suspendió el proceso y ordenó que se mantuviera a Pablo bajo vigilancia en su propia casa.

Sin embargo, los enemigos de Pablo no se contentaron con dejarlo en la cárcel y conspiraron para que lo mataran. El complot fue descubierto y Pablo fue trasladado a Roma, donde fue encarcelado.

Aunque no se conocen los detalles exactos de su muerte, se cree que Pablo fue decapitado fuera de las murallas de la ciudad por orden del emperador Nerón.

El martirio de San Pablo fue un acontecimiento importante en la historia temprana de la Iglesia y su muerte ayudó a difundir el mensaje del Evangelio en el Imperio Romano y más allá.

Ahora ya conocéis mi peregrinación. No haré la parte terrestre, y de una forma algo desordenada, navegaré siguiendo sus singladuras.

Hay una etapa que, si bien no forma parte "oficial" de esta peregrinación, si que lo es de forma "oficiosa", y es la visita al Señor Santiago, que ya la hice este verano, en esos días que estuve calladito...

El resto de la peregrinación, la llevaré a cabo de manera inversa, comenzando por "este lado" para terminar en Jerusalém. Me esperan jornadas en Roma, Nápoles, Mesina, Taormina, Augusta, Siracusa, Malta, Creta, Chipre, Yaffo, Jerusalem... dejando las etapas turcas para el retorno.

Mi intención es realizarla, dentro de lo posible, en la marca de las doce millas, es decir, costeando.

Bien, ya conocéis la planificación (más o menos) de esta peregrinación/travesía. Ahora a ver cuándo está dichosa meteorología me deja continuar.

Como de costumbre, os recuerdo que, podéis echarme una mano compartiendo unos cafés (botón amarillo), participando en el crowfunding o mediante Patreon


sábado, 29 de noviembre de 2025

Cambios en el Blog y agradecimientos...

Bueno niños y niñas, como os habréis podido dar cuenta hay algunos cambios en el blog. No han sido de mi gusto, pero no he tenido más remedio.

El primero de ellos, ha sido la aparición de banners de publicidad. Un maldito incordio, pero me pagan algún céntimo que otro por cada anuncio que se muestra. Así que si queréis que lo elimine, solo tenéis que invitarme a muchos cafés, o convertiros en donantes o en patrones.

El segundo, ha sido la necesidad de poner mis fotos a la venta en Patreon. Primero por qué necesito ese dinero y segundo, porque estaba un poco cansado de ver fotos mías que otros se atribuían con "moscas" ajenas y mira, para que otros hagan negocio, puessssss

El tercero, la aparición de un botón/apartado nuevo en el lateral superior derecho; justo debajo del apartado "Quien soy", ese en el que sale una foto de in individuo horroroso.

Ampliando la imagen puedes leer el código QR
Es un código QR valido

Ese botón está justo debajo de la pregunta "¿Compartimos un café?", es de color amarillo y además de la frase en inglés "buy me a coffee", tiene la figura de un vaso de café, de esos que os ponen "para llevar". (Os he puesto una imagen del código QR que también os llevará al sitio, si lo escaneáis con vuestro teléfono móvil).

Aqui, podréis invitarme a uno o varios cafés, de esos que tanto apaño me hacen todos los días. Encontrareis varias opciones, desde escribir directamente un importe ("ingresar cantidad"), o pulsar sobre una de las tres cantidades prefijadas, hacerlo en esta única ocasión, o hacerlo de una forma periódica mensual, con lo que os convertiréis en mis proveedores oficiales de café, y yo que os lo agradeceré (mis neuronas, también).

Y en cuarto lugar, es la "Campaña de crowfunding" iniciada en goFundme, funciona de una forma parecida al anterior del cafelito.

¿Por qué todo esto?, bueno, pues como ya os dije, confié y ayudé en quien no debí, y me acabó haciendo perder los 6000€ que tenía previstos para cumplir esta promesa/aventura.

Es una larga historia que algún día contaré en detalle. Esa y la de los "pillabichos" de puerto, que también tienen su apartado. Por ahora nos quedamos con que necesito ese dinero para poder continuar y finalizar esta aventura y cuento con vosotros para ello.

Ya sabéis, yo no tengo patrocinadores de esos que ponen pasta o "prestan" cacharros chulos para que los pruebe a cambio de poner sus logos o citarlos. Ni tampoco voy vendiendo viajes porque "tu sueño es mi sueño" al modico precio de 6000 "lereles" por "invitación". Lo que aquí aparece, ha salido de mi mustio bolsillo.

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Ahora pasamos al apartado agradecimientos. Agradecimientos por haberme pagado algunos cafelitos, por haber donado al crowfunding, por haberse convertido en patreones:

Enrique, desde Lanzarote. 

David, desde Granada. 

Roser, desde Barcelona. 

Mercedes, desde Algodonales. 

Juan Antonio, desde Granada. 

Cristina, desde Barcelona. 

Miguel, desde El Puerto de Sta. María.

Manolo y Manoli, desde Madrid.

Enrique y Eli, desde "allá donde esté su ancla hundida".

Fernando, desde El Escorial.

A todos ellos, les estoy agradecido, no imagináis como ni cuanto. Y les llegará en próximos días un regalito.

Si quieres aparecer en este listado de menciones y agradecimientos, ya sabes... 

Y como no quiero seguir importunando os en el día de hoy, hasta aquí en esta nueva entrada del blog.

viernes, 28 de noviembre de 2025

Las crónicas de Abejonejo: Navegar en solitario con una enfermedad crónica (Que no inhabilitante)

Muchos, bueno algunos. me habéis preguntado como lo hago con una conversación parecida a esta:

- A ver Paco, eres diabético 
R: Si, lo soy
- ¿Y como te lo montas para hacer lo que estás haciendo?
R: pues normal, actuando con cabeza y control
- A ver, a ver; explica eso

Pues allá que voy, a explicalo.

Tengo que comenzar diciendo que soy diabético tipo 2 (Diabetes Melitus, se llama técnicamente) diagnosticado desde hace 4 años más o menos.

Desde un principio, me lo tomé muy en serio, control de la alimentación, ejercicio, más ejercicio, perdida de mucho peso, control exhaustivo de la glucosa en sangre, medicación a "rajatabla"...

Cuando me la diagnosticaron, me hice una pregunta ¿La diabetes o yo?, y por ahora voy ganando yo; aunque, bien es cierto que, con la diabetes, el partido está abocado al empate como resultado más favorable.

La diabetes se produce por un mal funcionamiento del páncreas, que se vuelve incapaz de generar insulina, con lo cual, nuestro cuerpo es, así mismo, incapaz de metabolizar el azúcar (la glucosa) que ingerimos en nuestro día a día.

En un principio, me inyectaba 23 unidades ce insulina de dispersión lenta cada 24 horas, además de ingerir 3 pastillas de metformina 850 mg en las mismas 24 horas. ¡Una burrada!, aunque no era para menos.

Con la inestimable ayuda de mi médico y mi enfermera (de cabecera ambos); no sabéis cómo os lo agradezco Juan António y Almudena; que me controlaban semanalmente, con un plan de alimentación bastante sensato y con lo que se convirtió en mi "trastorno obsesivo compulsivo" (que hoy en día conservo), medirme la glucosa en ayunas (basal) antes de cada ingesta.

Si, ya sé que lo de andar pinchando te el dedo es una tarea bastante desagradable y molesta, pero hay que hacerlo.

Además de esas mediciones de glucosa en sangre, también me tomaba la temperatura y la tensión arterial. Todo esto, lo anotaba, lo anoto, en unas hojas de cálculo que me fabriqué. Con lo que yo mismo controlaba, y controlo, "como iba", además de facilitarle a médico y enfermera mi seguimiento.

Además esto, ayuda a saber que te afecta, porque aunque no os lo creáis, la maldita diabetes "se porta mal" también con situaciones de nervios, estrés... No solamente la comida y bebida.

Con el paso del tiempo, he dejado atrás los días de comer poco, pero 5 veces al día, llegando a unos horarios e ingestas más o menos normales, vamos 3 veces al día como todo mortal que se precie.

Con la progresión y la estabilidad que provee el control, acabamos suprimiendo, poco a poco, la insulina, y rebajando la ingesta de metformina. Hoy en día solamente tomo dos pastillas diarias.

Perdí 68 kilos, me olvidé de los vermuses, cervecitas, y mis rones añejos motrileños (y no os podéis imaginar lo que echo de menos estás "actividades sociales". Hoy en día, si bebo algo o como algo "fuera de la norma", es una fiesta, y soy consciente de que tendré tres días de pagar penitencia por mi pecado.

Mis niveles hoy en día son: Media de 74 mg/el de glucosa en sangre (los limites son entre 70 y 140) y un 3,5% de hemoglobina glicosilada (entre 3 y 7%, dependiendo de los reactivos que usen en el laboratorio de análisis)... Eso sí, cada seis meses, análisis de sangre y orina.

Buenos, a lo que vamos... Aunque se piensa por "el homo terraqueus generalis" que lo de navegar es una actividad relajada, lo cierto es que realizas tanto o más ejercicio físico que con los tradicionales paseos. Hay días que terminas reventado. Y de la tensión nerviosa, ni hablamos. En la mar, nunca confiar.

Los días de navegación suelen comenzar con un desayuno abundante, pues uno nunca sabe si va a tener tiempo de comer algo hasta la noche, o no.

Continúan con picoteo diverso... Un huevo duro, aceitunas, algo de "jamón de mono", quizá alguna galletitas saladas... Más que nada por tener dormido al gusanillo ese dichoso; porque matarlo, no lo vamos a matar.


Y a la noche, ya sea en navegación o en el fondeo, una buena cena que, sin que sea pantagruélica, ns reponga lo consumido durante la jornada. Aunque bien es cierto, tras la comida, llega la modorra, así que, si toca navegación nocturna, a cenar también suele ser ligerita.

En mi dieta normal, entra de todo, carne, pescado, alguna legumbres, pasta, algún embutido (san fuet bendito, gran valedor del navegante), verdura, fruta... De todo aunque sin pasarse (ya sabéis, los tres días de penitencia). Hay frutas que "ni olerlas", por mucho que nos hayan gustado o nos gusten, porque son auténticas bombas de glucosa... Dulces y pastelería "procesada", ni por asomo; aunque, afortunadamente, cada vez podemos encontrar más dulces "para diabéticos", pero lo dicho, sin pasarse ni un ápice.

Mis amigos inseparables son mi glucómetro (tengo que probar esos modernos, que son como un dedal y te miden sin pinchazos), mi termómetro y mi tensiómetro (de brazo, no de muñeca), y mis "drogas legales" (la metformina).

Teniendo en cuenta que en el barco, uno acaba rozándose con todo, yo no os recomiendo los parches esos de medición, no es la primera "chincheta" que veo salir volando y haciendo pupita.

Por lo mismo, y como uno de los efectos secundarios de la diabetes es que, un roce=una herida sangrante que no coagula ni a la de tres, navegar siempre calzado, con manga larga y con guantes "de navegar".

Y sobre todo, control y observación, al primer síntoma de bajada o subida de la glucosa (los diabéticos sabéis que se nota, y a los no diabéticos, ya os lo estoy diciendo), buscar un buen fondeadero, descansad y solucionar. Que contradiciendo a un amigo, hoy no "es un buen día para morir".

Como remate. Para los "patrones", donantes y los que me han invitado a café, he preparado un fichero que contiene un plan de alimentación (de la Sociedad Española contra la Diabetes), que fue el que yo seguí, y la plantilla de la hoja de cálculo de control (veréis que hasta hace gráficos y todo).


Y ya sabéis, si queréis que quite la publicidad (que no vivo del aire), podéis donar usando  el baner de gofoundme que encontrareis un el lateral, o invitándome a unos cafelitos usando el botón ese amarillo del principio.

miércoles, 10 de septiembre de 2025

Crónicas del YULUKA: Mantenimiento piloto automático Autohelm/Raymarine ST2000+

Bueno, pues como "al hombre parado, le tienta el pecado" que decía mi Señora Madre, y seguimos esperando el retorno del mini-YULUKA (la neumática) una vez curado de sus enfermedades, me he puesto a "mantener" los dichosos pilotos automáticos (siiii, hay que llevar dos, Manolito y su hermano Felipito -el de respeto-).

Al ser pilotos exteriores, tienen más sufrimiento que los que van montados en el interior, con ordenador, motor, y brazo separados (el ST4000 "de caña", por ejemplo), estos (ST1000, ST1000+, ST2000 y ST2000+) vienen presentados en una única unidad "compacta", es decir, con todo incluido dentro de una "caja" contenedora.


Trabajos sobre Manolito

Una vez desacoplado de su lugar habitual, es decir, en el puesto de gobierno y a su vez, desacoplado el brazo del "pin" situado en la caña del timón, procedemos a endulzarlo y limpiarlo exteriormente de la mejor manera posible.

Hecho esto, le damos la vuelta y retiramos con cuidado los ocho tornillos (de estrella) que mantienen unidas las dos partes de la carcasa.

Al separar estás dos partes, tendremos cuidado también de la "goma-junta de estanqueidad" que separa ambas carcasas.

Como en una primera inspección ocular compruebo que no hay nada "fuera de madre", con un pincelito de pelo sintético y un poco de grasa "solida" de la que llevamos para los winches, procedo a engrasar someramente el tornillo sinfín sobre el que se mueve el brazo que actúa sobre la caña del timón, así como el "trineo" que actúa sobre las dos guias paralelas. 

Revisamos las dos pequeñas correas de goma que accionan las poleas que transmiten el movimiento del motor hasta el tornillo sinfín y el brazo de actuación. Si estás dos pequeñas correas estuviesen rotas o cristalizadas, no nos quedará más remedio que "morir" a manos del servicio técnico oficial de Raymarine, pues mira que he buscado por la red y no he conseguido encontrar un "kit de sustitución" de dichas dos correas (ni en chinalandia ni en la selva amazónica, ni en ningún lado)

De nuevo con cuidado, procedo a situar la goma de estanqueidad, y procurando no aplastar ninguno de los cablecitos que llevan corriente al motor, vuelvo a atornillar esos ocho tornillos.

Se conecta en su lugar de trabajo y se prueba su movimiento, en todas y cada una de sus opciones, comprobando que este sea suave y no excesivamente ruidoso.

Si previamente hubiésemos observado que este tornillo sinfin, o los mecanismos que lo acompañan tienen acumulación de grasa "vieja" (no hay más que tocarlo, para que nuestros dedos queden tiznados de negro), procederemos a limpiarla aplicando, con dicho pincel, un poco de acetona hasta que quede completamente limpio, realizando esto como pasó previo a la lubricación antes citada. Trabajos sobre FelipitoFelipito es otra historia. En primer lugar, la pieza de plástico situada en el extremo del brazo accionador, la que se sitúa en el pin de la caña de gobierno, está rota. En segundo lugar, ese mismo bazo accionador está "atrancado" en la postura de máxima extensión. Pues vuelta a las labores de búsqueda de recambios, y visto que la pieza de plástico solamente la encuentro en chinalandia, pero el plazo de entrega es, sencillamente, excesivo (un mes y medio), me pongo a buscar soluciones alternativas, y he aquí que en un afamado foro náutico, existe un hilo sobre piezas y recambios impresos en 3D, y ahí que me lanzo a bucear entre los varios cientos de ellas que, principalmente son aportadas por uno de los cofrades (un millón de gracias LSV), me topo con el fichero que ando buscando.

Una vez descargado dicho fichero, lo envío por WhatsApp a un amiguete "de posibles" y que a su vez tiene otro amiguete que tiene una impresora doméstica de esas, pues le gustan los muñequitos esos de "warcraft" (creo que se llama así) y me imprime dos (uno para usar, otro para el afamado "respeto" o "para porsi") aunque en color blanco (bueno, me da un poco igual, mientras funcione).

Al cabo de unos días, cuando tengo los "tapones" en mi poder, y con bastante poca confianza, pues van roscados y no tengo claro que esa rosca coincida con el brazo de actuación del piloto, procedo a sustituir el viejo y roto por uno de los nuevos recién impresos.

¡Oh, sorpresa!, rosca a la perfección.

Bien, un problema solucionado. A por lo siguiente, el brazo atrancado.

Nada más sencillo de solucionar, solamente girar unas cuantas vueltas dicho brazo, con suavidad, haciendo que suelte. El problema se produjo por un mal montaje en una revisión que hace años le hicieron en el servicio oficial (fiate de los servicios oficiales), que no habían ajustado una pieza "de tope", bien, pues una vez liberado el brazo de dicho atranque, ajusto bien esa pieza final, consigo que "haga click", y ya está. Procedo al engrase y revisión de igual manera que con su hermano Manolito, lo cierro con cuidado y lo pruebo, igual que hice anteriormente.

Bricos terminados.

Hora de tomar café. ¿Me invitas a uno?. Hazlo aquí 






 


lunes, 8 de septiembre de 2025

Las crónicas de Abejonejo: Chárter náutico y algunos de sus patrones.

Llevo unos días en el muelle de espera de nuestro puerto, el Tomás Maestre, debido a necesidades de mantenimiento ineludible y realmente me ha dado tiempo a ver casi de todo, situaciones esperpénticas, comportamientos amables, encomiables, deleznables...

Desde patrones que realizan una aproximación y un atraque cuidadoso para no golpear ni molestar a nadie, patrones que tienen olvidado aquello de los 3 nudos de velocidad máxima en la zona portuaria, usuarios de "artefactos diabólicos náuticos" que hacen slalom en el canal, patrones que no llevan ni un cabo para amarrar su embarcación y solo se les ocurre coger las tuyas "porque total, tu las tienes puestas dobles" (por algo será, ¿no crees?). Estupendos "patrones", enfundados en sus ropajes de marca náutica fetén que tras topar con tu barco tienen la osadía de decir que ellos no te han dado... Patrones que tras amarrar su barco ayudan a amarrar la siguiente embarcación que accede a dicho muelle, lanchitas y otros artefactos navales matriculados en lista 6ª que dejan su embarcación amarrada al noray con un cabito "de fortuna" y de la calidad de un cordón de atar zapatos... ¡En fin!, de todo y casi todo.

Pero lo de ayer fue ya de "Medalla de Oro". Catamarán Lagoon 45, lista 6ª con patrón. Pasajeros, una troupe de centroeuropeos bien cargados de desinfectante alcoholico y más coloraos que una gamba bien cocinada; y evidentemente Patrón supuestamente profesional, uniformado con sus zapatitos náuticos "comme il faut", pantalones cortos azul marino con detalles en color naranja fosforito, náuticos por supuesto, gorra "reglamentaria" y su polo "de marca", lleno de insignias habilitantes del cargo que detenta por mor de una titulación oficial, y con la palabra "PATRON" serigrafiada a muy buen  tamaño y bien visible en su espalda. Por cierto, los 60 ya no los volvía a cumplir, vamos que no era ningún joven de nueva hornada.

Tras una entrada al canal a "toda máquina", y realizando una maniobra de ciaboga a la misma velocidad, pues ya había sobrepasado con creces dicho muelle, se dirige de proa y avante toda hacia el lugar de amarre. Sin calcular viento, corriente, deriva de la embarcación que "gobierna".

Y sucede, pues lo que tenía que suceder... Ante el asombro de la crientela y personal del restaurante sito junto al punto de cortesía, topa de proa y a buena velocidad contra dicho muelle. El buen hombre, supongo que sobrepasado por la situación, indica a una de las pasajeras que tome un cabo (unos 20 metros de driza del 12 que lleva en proa a modo de amarra), y por la banda "del muelle" (babor) intente amarrar al noray. La buena mujer, lanza el cabo por la banda contraria, estribor en este caso, pero lo lanza sin hacerlo firme a las bitas de la embarcación, sujetando dicho cabo con dos deditos (como si aquello se hiciese firme por si mismo en algún lado).

El dicho patrón, que tras el sonoro topetazo había cortado motor, y viendo que ese pedazo de barco comienza a irse, da toda máquina atrás, pero vayáis a creeros que lo hizo con los dos motores, ¡Que va!, solamente con el motor "de sotavento", con lo que el bicho vira deriva aún más y golpea mi popa con bastante violencia.

Comienzan los gritos desde el citado restaurante... No voy a repetirlos, pero no lo dejaban en buen lugar. Yo, que asomo mi cabeza, con el bocado de comida en plena masticación (ya suponéis que hora era), le digo que que hace, que si no se ha fijado en el golpe que me ha proporcionado, mientras inspecciono posibles desperfectos (afortunadamente, ninguno).

El buen hombre, de una manera bastante engolada se pone a decir e que el no me ha golpeado... Ya hay personas que han salido del restaurante y le están diciendo de todo. Vuelve a su trono de gobierno, está vez sí da todo atrás con los dos motores, y se vuelve a situar en el centro del canal.

Todos asombrados observamos la maniobra. 

Realiza una ciaboga para cambiar la banda de atraque. Parece que está vez, si tiene en cuenta corriente, viento y la posible deriva del barco, y se aproxima al muelle... Demasiada máquina.

Yo, que no soy ninguna "hermana de la caridad", pero no tengo ganas de percances, salgo del barco y junto al marinero "de servicio", le vamos dando indicaciones. Vuelven a lanzar las amarras (los dichosos 20 metros de driza), vuelven a no estar hechas firmes en ninguna parte, y comienza a dar instrucciones para que lo hagamos firme nosotros en los norays.

Hay mucha más gente, que viendo la incapacidad del buen hombre y los esfuerzos que realizamos para conseguir atracarlo y solventar el peligro que supone, han salido a intentar ayudar... No sin emitir todos los improperios náuticos habidos y por haber.

Para no alargarnos, conseguimos amarrarlo, al menos, al muelle, porque los cabos continuaban sin estar hechos firmes en las cornamusas del catamarán. Pero eso, se lo dejamos a el, que se gane el sueldo.

Los pasajeros desembarcan tambaleándose (el desinfectante líquido hace estragos), saltando,  exigiendo una pasarela, y sin desperdicio de tiempo, se dirigen al citado restaurante para reponer líquidos, supongo.

En el ínterin, otro pequeño catamarán "privado" ha atracado, ni un problema. Y junto con su patron y su señora, comentamos "la jugada" que unos habíamos sufrido y ellos visto.

Todo el mundo me dice que lo tienen todo grabado y que si voy a denunciar, los puedo usar de testigos. A todo esto, se me acerca el dichoso "profesional" (entonces es cuando me percató de su vestimenta y apariencia", y con más chulería que un ocho, comienza a decirme que quien soy yo para decir que EL, ni más ni menos que EL, me ha dado... Que si tengo algún problema, llame a la GC (no debió percatarse que la patrullera estaba atracada justo enfrente), que el barco no es suyo... A lo que, todos los que se habían acercado, comienzan a increparle y decirle que son testigos, que donde cxxxxxxxxx ha sacado el título. El hombre se achanta y se va a tomar "espirituosos" a la espera de sus centroeuropeos clientes... De la maniobra de desatraque... Pues algo parecido...

Corolario: Hemos hablado infinidad de veces de la imprudencia administrativa de permitir que personas sin conocimiento náutico gobiernen una embarcación; hemos hablado infinidad de veces de la inconsciencia de esos "conductores" de barcos, fuere cual fuere su tamaño, que sin el conocimiento necesario, alquilan embarcaciones y se lanzan "a playear" con ellas. Conozco patrones profesionales con muchas millas a sus espaldas, me precio de ser su amigo, y aún reconociendo que todos la fastidiamos alguna vez, no les conozco estás actitudes... Son cosas que pasan... Y si esto pasa en un entorno medianamente protegido como un puerto, ¿Que sucederá el día que este tipo de personas tenga un problema real en la mar?.

PD: evidentemente, tengo fotos identificativas de dicho catamarán, fotografías de mi popa, videos de la maniobra, declaraciones de los testigos oculares presentes... Lo digo "porsipara"

Ahora os dejo tres vídeos, cortesía de Andrei (un navegante ruso, con comentarios en ruso) que estaba tomando unas cervezas)... Hay más pero los guardaremos para "el sumario".

Hora de tomar café. ¿Me invitas a uno?. Hazlo aquí






jueves, 4 de septiembre de 2025

Guia vital para el foráneo que visita Granada (update)

Tras diez años, ahí es nada, desde la publicación de aquel hilarante post-diccionario de "Granaino", creo llegado el momento de ampliar vuestro conocimiento de dichos, palabros y retruécanos... Gracias a un interesante trabajo de investigación de don Enrique Fernández de Piñar Garzón:

"EXPRESIONES POPULARES DEL ESPAÑOL QUE NACIERON EN GRANADA: HISTORIAS, LEYENDAS Y PERSONAJES DETRÁS DEL LENGUAJE COTIDIANO
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Granada no solo ha dejado huella en la historia a través de sus monumentos, su música o su gastronomía. También lo ha hecho en algo tan cotidiano y cercano como el lenguaje. En las calles del Albaicín, en las plazas de la Vega o en los pueblos de la Alpujarra han nacido expresiones que, con el paso del tiempo, han cruzado fronteras para instalarse en el español de todos. Dichos que hoy pronunciamos sin detenernos a pensar de dónde vienen, pero que hunden sus raíces en personajes singulares, episodios históricos y leyendas populares granadinas.

Algunos de estos giros lingüísticos nos parecen tan naturales que rara vez los cuestionamos: ¿por qué decimos “apaga y vámonos” cuando algo ha terminado? ¿Qué historia se esconde tras la frase “eres más feo que Picio”? ¿De dónde procede esa ironía tan granadina de la “malafollá”? ¿Quién fue el Niño de las Gabias, al que aún invocamos para hablar de testarudez o de cabezas grandes? Y qué decir de expresiones cargadas de historia, como “hacer las cuentas del Gran Capitán”, “que salga el sol por Antequera” o “no hay moros en la costa”, nacidas en escenarios bélicos y convertidas en frases comunes que todos reconocemos. Incluso la más irreverente, “el coño de la Bernarda”, hunde sus raíces en la tradición oral granadina y ha pasado a simbolizar el caos absoluto.

Cada una de estas expresiones guarda tras de sí una pequeña cápsula de historia, una mezcla de realidad, mito y retranca popular. Algunas nacieron de personajes reales que dejaron huella por su singularidad, otras de episodios históricos que marcaron a Granada y sus gentes, y otras de leyendas transmitidas de boca en boca hasta hacerse proverbiales. Lo fascinante es que, siglos después, todas siguen vivas en el lenguaje y continúan usándose como si fueran creaciones recientes.

Este recorrido por el origen de ocho de las expresiones más conocidas del español nos invita, en definitiva, a redescubrir Granada desde un prisma distinto: el de la lengua y el humor, la ironía y la memoria. Porque Granada no solo se admira en la Alhambra o se saborea en una tapa: también se escucha y se reconoce en las palabras que decimos sin saber que, en algún momento de la historia, empezaron a pronunciarse en sus calles.

MALAFOLLÁ 
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La palabra malafollá se utiliza hoy para describir un rasgo muy asociado al carácter granadino, entendido no como mala educación ni como un genio irascible, sino más bien como una forma de ironía seca, borde en apariencia, pero cargada de retranca. Así lo recogen tanto la prensa local como diversos autores granadinos, que insisten en que se trata de una forma particular de humor directo y sin adornos.

En cuanto a su etimología, la base más sólida está en el verbo follar, que en su primera acepción tradicional significa “soplar con el fuelle” —derivado del latín follis, es decir, fuelle—. A partir de ahí, se interpreta que malafollá es la contracción popular de “mala follada”, es decir, un mal soplado o un mal manejo del fuelle. La evolución hacia la forma actual se explica por fenómenos fonéticos propios del andaluz oriental, como la pérdida de la -d- intervocálica en terminaciones -ado/-ada y la apócope en el habla cotidiana, que convierten “follada” en “follá”.

La versión tradicional más repetida sobre su origen apunta a las herrerías del Albaicín y del Sacromonte. Se dice que cuando un aprendiz no manejaba bien el fuelle y no lograba mantener la temperatura adecuada del fuego, el maestro le reprochaba con un “¡qué mala follá tienes!”. De ahí habría pasado al sentido figurado, para referirse a un mal aire o a un talante áspero. Ahora bien, aunque la anécdota es citada en numerosos medios locales y recopilaciones divulgativas, no existe ningún documento histórico que confirme de forma directa este nacimiento; se trata de una etimología popular muy extendida, pero sin prueba documental.

En los diccionarios, la palabra malafollá no aparece como entrada en el DLE de la RAE, aunque sí figura el verbo follar en su acepción antigua de soplar con el fuelle. Otros repertorios más modernos, como el diccionario de la Fundación BBVA, sí recogen mala follada o malafollada con el sentido de mal carácter o mal talante, lo que respalda el significado actual desligado del valor sexual que adquirió el verbo en época más reciente.

Existen además dos obras clave que han fijado el concepto en la cultura local contemporánea: La malafollá granaína de José G. Ladrón de Guevara, publicada por primera vez en 1990 y reeditada en varias ocasiones, y el Manual del perfecto malafollá de Andrés Cárdenas (2016), que actualiza la definición en tono satírico y divulgativo.

Aunque su identidad está marcada sobre todo en Granada, hay testimonios de que también se emplea en provincias vecinas como Jaén, si bien siempre con referencia al “sabor granadino” que la ha hecho famosa. En los medios andaluces suele explicarse como un humor seco y punzante, más que como una señal de grosería.

En definitiva, la malafollá tiene una base etimológica firme en el antiguo verbo follar con el sentido de soplar el fuelle, una explicación fonética coherente que explica la evolución de la palabra, y un relato legendario de herrería que ha servido de etimología popular. No hay pruebas documentales directas de su origen, pero su fuerza cultural ha convertido el término en un auténtico emblema del carácter granadino.

APAGA Y VÁMONOS. 
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La expresión “apaga y vámonos” se utiliza en la actualidad con dos sentidos principales. Por un lado, sirve para señalar que algo ha llegado a su fin, como quien dice “se acabó lo que se daba”. Por otro, se emplea cuando nos encontramos ante una situación absurda, disparatada o escandalosa y la reacción lógica es abandonar el lugar, como si literalmente se cerrara y se apagaran las luces antes de marcharse. La propia Real Academia Española la define como una locución que se usa tanto al conocer que algo toca a su término como al presenciar algo muy fuera de lo común o excesivo.

En cuanto a su origen, una de las versiones más repetidas por la tradición sitúa la anécdota en Pitres, un pequeño pueblo de la Alpujarra granadina. Allí, dos sacerdotes competían por ocupar la plaza de capellán castrense y decidieron resolverlo con una apuesta: ganaría quien oficiara la misa en menos tiempo. 

El primero de ellos, dispuesto a no perder un instante, se presentó en el altar y, sin seguir el orden litúrgico habitual, pronunció directamente la fórmula latina Ite, missa est, es decir, “la misa ha terminado”. De esa manera dio por concluida la ceremonia de inmediato. El segundo sacerdote, viendo imposible superar semejante atajo, reaccionó entre la resignación y el enfado y se dirigió al monaguillo con una frase que pasaría a la posteridad: “¡Apaga y vámonos!”. Con ello no solo puso fin a la misa, sino también a la peculiar competición.

Este relato fue recogido por varias fuentes literarias e históricas. Luis Montoto Rautenstrauch lo incluyó en 1888 en su obra Un paquete de cartas, dándole ya un carácter figurado y familiar. Antes, en 1879, el presbítero José María Sbarbi lo había publicado en El Averiguador Universal como “una historieta andaluza” sucedida en Pitres. Y en 1903, la revista Alrededor del Mundo lo narró con tintes folclóricos, añadiendo incluso detalles como que la misa coincidió con la fiesta de San Roque y que los protagonistas iban algo alegres de copas.

Pese a lo pintoresco del relato, no existe ninguna evidencia documental de época que confirme el episodio en los siglos XVI al XVIII. Todo lo que sabemos proviene de versiones literarias y folclóricas del siglo XIX en adelante. Con el paso del tiempo, esa anécdota se consolidó como explicación popular de la expresión, aunque los especialistas coinciden en que debe considerarse más bien una etimología legendaria que un hecho histórico demostrado.

En conclusión, “apaga y vámonos” es hoy un modismo muy extendido en todo el español que significa dar por concluido algo de forma abrupta o reaccionar ante lo absurdo. Su supuesto origen en la pugna de dos curas de Pitres ha pasado a la tradición, pero carece de pruebas documentales directas; lo que tenemos son narraciones que circularon en la literatura costumbrista y satírica del XIX, suficientes para que el dicho granadino se convirtiera en patrimonio lingüístico común.

MÁS FEO QUE PICIO. 
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Una de las versiones más difundidas y entrañables en la tradición granadina cuenta que Picio —cuyo nombre real fue, según algunas fuentes, Francisco— era un zapatero de Alhendín, una localidad cercana a Granada. En un momento crítico de su vida, fue condenado a muerte; sin embargo, cuando ya estaba en capilla, recibió inesperadamente la noticia de que su condena había sido revocada.

La sorpresa fue tan descomunal que su cuerpo reaccionó de forma drástica: perdió todo el cabello, incluidas cejas y pestañas, y comenzaron a aparecer extrañas protuberancias y tumores en su rostro. El individuo quedó tan desfigurado que se convirtió en el paradigma de la fealdad para todos los que lo conocieron.

Ante tal transformación, Picio optó por escapar de la realidad cotidiana: primero se refugió en Lanjarón —donde, por su deformidad, mantuvo siempre puesto un pañuelo que le cubría la calva y evitaba entrar en la iglesia—, y luego se trasladó a la ciudad de Granada, donde falleció poco después.

Fue gracias al teatro cómico que su figura comenzó a trascender el ámbito local. El famoso actor Isidoro Máiquez incorporó a Picio como personaje en sus obras, interpretándolo con máscaras o maquillajes que resaltaban su fealdad. Estas representaciones recorrieron los escenarios de toda España, y de ahí la frase “eres más feo que Picio” saltó al folclore y la literatura.

La expresión se popularizó tanto que ya en el siglo XIX figura en diversas obras literarias. Por ejemplo, Pedro Antonio de Alarcón la utilizó en su novela El Sombrero de tres picos (1874): “El tío Lucas era más feo que Picio” . Más tarde, la RAE la incluyó en el diccionario, definiéndola como una forma familiar y figurada de referirse a alguien extremadamente feo.

En resumen: lo que comenzó como una tragedia personal —una transformación física llevada al extremo por la impresión del indulto— terminó convirtiéndose en modelo cultural de la fealdad tan arraigado que hoy sirve como frase coloquial en toda España.

EL COÑO DE LA BERNARDA
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La expresión “el coño de la Bernarda” se utiliza hoy para describir un completo desorden, un caos donde cada cual hace y deshace a su antojo sin que exista coordinación alguna. Con ella se señala un estado de confusión generalizada, aplicado tanto a situaciones como a lugares, y aunque resulta grosera, se usa con frecuencia en tono coloquial o irónico para remarcar el desbarajuste absoluto.

En lo relativo a su etimología, no existe una explicación filológica asentada ni está registrada como tal en el diccionario de la RAE. El término surge de la unión de un personaje femenino, Bernarda, con el órgano sexual femenino convertido en símbolo de descontrol y acceso indiscriminado. En repertorios modernos y corpus de uso sí aparece recogida con el sentido de barullo, confusión o falta de orden, lo que confirma su arraigo en el habla popular, aunque siempre marcada como vulgar.

El relato tradicional más repetido sitúa su origen en Granada, en torno a una santera llamada Bernarda que habría vivido en las Alpujarras durante el siglo XVI. Se cuenta que mezclaba rezos cristianos y musulmanes para curar enfermos, y que, tras su muerte, cuando se abrió su tumba, se descubrió que sus genitales permanecían incorruptos, lo que llevó a considerarlos casi una reliquia. Esa fama habría convertido su sexo en símbolo de prodigios y, con el tiempo, en metáfora de confusión y de acceso colectivo. Existen también otras variantes: en Ciudad Real se habla de una curandera rural que sanaba animales con el mismo recurso, mientras que en Sevilla la leyenda toma un rumbo distinto y describe a Bernarda como una prostituta muy solicitada, cuyo cuerpo se convirtió en emblema de promiscuidad y caos. Ninguna de estas versiones, sin embargo, está documentada con pruebas históricas directas y todas forman parte de la tradición oral y el folclore.

En los repertorios lexicográficos académicos no se encuentra la expresión, pero sí se recoge en diccionarios de uso moderno y en foros lingüísticos, donde se define como sinónimo de desorden y falta de control. Además, artículos de divulgación en medios como Granada Hoy o Yorokobu han contribuido a recopilar y difundir las distintas leyendas, reforzando su presencia en la cultura popular contemporánea.

En definitiva, “el coño de la Bernarda” es una expresión coloquial de fuerte carga expresiva que ha trascendido su posible origen legendario para convertirse en un recurso común del español. No existen pruebas históricas que avalen ninguna de las historias atribuidas a la misteriosa Bernarda, pero la fuerza del mito, sumada a su crudeza y su capacidad para ilustrar el desorden más absoluto, la han consolidado como una de las frases más pintorescas y extendidas de nuestro idioma.

QUE SALGA EL SOL POR ANTEQUERA
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La expresión “que salga el sol por Antequera” se emplea hoy en el lenguaje coloquial cuando alguien toma una decisión sin miedo a las consecuencias, aceptando lo que venga después. Es una manera de subrayar la determinación y el arrojo de quien actúa sin vacilar, aunque la situación sea arriesgada o incierta. En el habla popular se utiliza como sinónimo de “adelante, pase lo que pase” o “sea lo que Dios quiera”.

En lo relativo a su origen, se trata de un dicho con raíces históricas en el contexto de la conquista de Granada por los Reyes Católicos. Durante la campaña final, a finales del siglo XV, los soldados cristianos se encontraban en los alrededores de la Vega y se decía que, aunque el sol amaneciera por Antequera —una ciudad situada al oeste de Granada, es decir, en dirección contraria al lugar natural de la salida del sol—, la ciudad sería tomada igualmente. El giro, por tanto, nació como una forma hiperbólica de expresar que nada podía ya torcer el destino de la empresa, ni siquiera un imposible como que el sol saliera por poniente.

Existen otras versiones más literarias o costumbristas que sitúan la frase en la determinación de los habitantes de Antequera a la hora de encarar batallas o decisiones arriesgadas, vinculando así el topónimo a un espíritu de coraje y firmeza. Sin embargo, la explicación más asentada es la que la relaciona con la toma de Granada en 1491, cuando la expresión reflejaba la convicción de que, ocurriera lo que ocurriera, el desenlace sería favorable para los cristianos.

En los diccionarios de uso del español la frase se recoge como locución proverbial, con el sentido de actuar sin vacilación o con decisión, mientras que en los repertorios de refranes andaluces aparece específicamente vinculada a la ciudad de Antequera. Autores como Correas, en sus colecciones de refranes, ya daban cuenta de expresiones similares en el Siglo de Oro, lo que respalda su antigüedad.

En definitiva, “que salga el sol por Antequera” es una expresión que combina historia y metáfora. Nacida como un giro hiperbólico en la campaña de Granada, ha sobrevivido durante siglos en el refranero español y sigue usándose hoy para subrayar el valor y la resolución ante cualquier circunstancia. Aunque su origen concreto se rodea de un halo legendario, su fuerza simbólica la ha convertido en un emblema de determinación arraigado tanto en Andalucía como en el resto de España.

ERES MÁS CABEZÓN QUE EL NIÑO GABIA 
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La expresión “eres más cabezón que el Niño de las Gabias” se utiliza hoy en Granada para señalar a una persona obstinada y testaruda, que mantiene su postura aunque se le den todo tipo de argumentos en contra. De forma paralela, también es habitual escuchar “tienes más cabeza que el Niño de Gabia” cuando se hace referencia, en tono irónico, a alguien con la cabeza físicamente grande. Ambas fórmulas se han consolidado en el habla popular como sinónimos de tozudez extrema o de exageración física.

En lo relativo a su origen, la frase está vinculada a un personaje real, Manuel Fernández Baena, nacido en Las Gabias en 1868. Desde niño padeció hidrocefalia, una enfermedad congénita que hizo crecer su cráneo hasta dimensiones extraordinarias, duplicando con creces el volumen de una cabeza normal. Este aspecto lo convirtió en objeto de burlas y en personaje singular de la comarca, conocido en vida como “el Niño de las Gabias”.

Su historia, sin embargo, no terminó en lo anecdótico. Tras su muerte en 1917, su cráneo fue donado a la Facultad de Medicina de Granada, donde se estudió como caso excepcional y sirvió para comprender mejor la hidrocefalia y avanzar en tratamientos médicos. Así, su peculiaridad física trascendió en el tiempo, convirtiéndose no solo en motivo de chanza popular sino también en aportación científica de interés.

Con el paso de los años, la figura del Niño de las Gabias pasó a formar parte de la memoria colectiva. En la propia localidad se levantó un busto en su honor, y su nombre se asocia a la comitiva de gigantes y cabezudos de la Tarasca granadina. La gente del pueblo reivindica hoy su recuerdo con cierto orgullo, reconociéndolo como parte de la identidad local.

En definitiva, “eres más cabezón que el Niño de las Gabias” y su variante “tienes más cabeza que el Niño de Gabia” son expresiones nacidas de un personaje real cuya condición física extraordinaria derivó en un dicho proverbial. Lo que en origen fue una peculiaridad médica se convirtió en legado cultural, y todavía hoy su nombre sirve para representar, con retranca y humor granadino, la tozudez y la exageración.

HACER LAS CUENTAS DEL GRAN CAPITÁN. 
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La expresión “hacer las cuentas del Gran Capitán” se utiliza hoy para referirse a explicaciones exageradas, absurdas o poco claras que alguien da al justificar un gasto o una acción. Se aplica tanto en contextos económicos como en cualquier situación donde una persona intenta dar razones inverosímiles, infladas o disparatadas, y suele usarse con un matiz humorístico o irónico.

En lo relativo a su origen, la frase está asociada a Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán (1453-1515), uno de los militares más célebres de la historia de España. Tras sus exitosas campañas en Nápoles al servicio de los Reyes Católicos, y después de haber consolidado la hegemonía española en Italia, Fernando el Católico le pidió cuentas de los cuantiosos gastos ocasionados en la guerra. El general, molesto por lo que interpretó como una falta de confianza hacia él —a quien se debía en buena medida la conquista—, respondió con un listado de gastos desmesurados y ficticios, conocidos desde entonces como “las cuentas del Gran Capitán”.

En este famoso inventario satírico, tal y como ha llegado hasta nosotros por la tradición literaria, se incluían conceptos como cien millones de ducados en picos, palas y azadones “para enterrar a los enemigos muertos”; ciento cincuenta mil ducados en frailes y monjas “para que rogasen a Dios por las almas de los soldados caídos”; cien mil ducados en guantes perfumados “para preservar a las tropas del hedor de los cadáveres”; y ciento sesenta mil ducados en campanas “para repicar las victorias”. Finalmente, concluía que, por la paciencia de haber soportado el reproche del rey, se debían otros cien millones de ducados.

Aunque no se conserva documentación original de esta respuesta ni constancia oficial de que Gonzalo de Córdoba la diera en esos términos, la anécdota fue recogida en crónicas y obras literarias posteriores, como las de Luis del Mármol Carvajal o Antonio de Guevara, que contribuyeron a fijar el mito. La fuerza de la narración, junto al carácter extraordinario del personaje, hicieron que se consolidara en el refranero como símbolo de cuentas imposibles de justificar.

En los diccionarios del español, la locución aparece definida como “dar explicaciones inverosímiles o exageradas, especialmente sobre gastos”. Su uso se ha mantenido hasta hoy tanto en la lengua culta como en la popular, lo que demuestra la vigencia de un dicho nacido en el Renacimiento y convertido en recurso expresivo de primer orden.

En definitiva, “hacer las cuentas del Gran Capitán” remite a un episodio legendario vinculado a la figura histórica de Gonzalo Fernández de Córdoba. Más allá de la veracidad documental, lo cierto es que el relato ha pasado de generación en generación y sigue vivo como metáfora de justificaciones disparatadas. Su valor simbólico convierte a esta expresión en una de las herencias lingüísticas más notables que Granada y su hijo ilustre han dejado al idioma español.

NO HAY MOROS EN LA COSTA
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La expresión “no hay moros en la costa” se emplea hoy de manera figurada para advertir de que no existe peligro alguno o que el camino está libre de obstáculos y vigilantes. En el lenguaje coloquial, suele usarse en tono cómplice cuando alguien quiere indicar que no hay nadie observando y se puede actuar con tranquilidad, aunque también conserva el matiz de “no hay amenaza a la vista”.

En lo relativo a su origen, la frase se remonta a la época posterior a la conquista de Granada en 1492 y a las continuas incursiones de piratas berberiscos que, desde la costa norteafricana, asolaban con frecuencia el litoral andaluz. Durante los siglos XVI y XVII, pueblos como Motril, Salobreña, Almuñécar o Adra sufrieron repetidos ataques que incluían saqueos, incendios y secuestros de población para su venta como esclavos en el Magreb. Para prevenir estas incursiones, se construyó una red de torres vigía y atalayas a lo largo de la costa granadina, desde donde se oteaba el mar en busca de embarcaciones enemigas.

Cuando las centinelas no avistaban peligro alguno, avisaban a los vecinos con señales de humo o fuego, indicando que “no había moros en la costa”. De esta manera, la población podía permanecer tranquila, sabiendo que no había amenaza inmediata. El aviso, repetido generación tras generación, acabó convirtiéndose en expresión proverbial más allá de la costa y de su sentido literal, hasta adquirir el valor figurado que conserva hoy en el español general.

En repertorios de refranes y diccionarios históricos, la locución se recoge ya con este sentido de seguridad y ausencia de peligro. Aunque algunos estudios sitúan su posible origen también en Levante (Valencia o Murcia, igualmente asoladas por incursiones berberiscas), lo cierto es que en Granada y su litoral tuvo un uso especialmente intenso, como atestiguan las crónicas de los ataques sufridos por Motril en el siglo XVI.

En definitiva, “no hay moros en la costa” es una expresión nacida del contexto histórico de la defensa del litoral andaluz frente a las incursiones norteafricanas, que ha sobrevivido en el idioma hasta transformarse en metáfora cotidiana. Su carga histórica recuerda la inseguridad de aquellos siglos, pero en el habla moderna se ha desprendido de esa literalidad para convertirse en una fórmula coloquial de complicidad y alivio, todavía viva en todo el ámbito hispánico.

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Estas ocho expresiones nacidas en Granada son mucho más que simples giros coloquiales: son pequeñas piezas de historia viva que han atravesado siglos y fronteras para instalarse en el español de hoy. Algunas surgieron de personajes reales, otras de episodios históricos y otras de leyendas populares, pero todas conservan el sabor local de una tierra que ha sabido mezclar humor, ingenio y memoria en su manera de hablar.

Granada no solo dejó herencia en la piedra de la Alhambra, en los cantares del flamenco o en la literatura de sus poetas: también lo hizo en el habla cotidiana, en esas frases que repetimos casi sin pensar y que, sin embargo, nos conectan con historias sorprendentes. Recordarlas, conocer su origen y mantenerlas vivas es otra forma de celebrar la identidad de un pueblo y de reivindicar que la lengua, como la cultura, también se alimenta de leyendas, ironías y retrancas.
Referencias: 

Malafollá
Diccionario de la Real Academia Española (DLE), voz follar.
Fundación BBVA. Diccionario del español actual.
Ladrón de Guevara, J. G. (1990). La malafollá granaína. Granada: Editorial Comares.
Cárdenas, A. (2016). Manual del perfecto malafollá. Granada: Dauro.
“La malafollá granaína, rasgo de humor seco”. Granada Hoy (2015).

Apaga y vámonos
Montoto Rautenstrauch, L. (1888). Un paquete de cartas. Sevilla.
Sbarbi, J. M. (1879). El Averiguador Universal. Madrid.
“¿Cuál es el origen del dicho ‘apaga y vámonos’?”. 20 Minutos (2023).
“Apaga y vámonos, origen en Pitres (Granada)”. OKDiario (2025).
“De dónde viene la expresión”. Muy Interesante (2022).
Rincones de Granada: artículo “Apaga y vámonos” (2018).

Más feo que Picio
“El granadino tan feo que lo incluyeron en el diccionario de la RAE”. El Independiente de Granada (2017).
"Origen de la expresión ‘eres más feo que Picio’”. Escapada Rural (2019).
“¿Por qué se dice ‘más feo que Picio’?”. OgoTours (2018).
Alarcón, P. A. de (1874). El sombrero de tres picos. Madrid.
Rincones de Granada: artículo “Ser más feo que Picio” (2018).

El coño de la Bernarda
Talens, M. (1992). La parábola de Carmen La Reina. Madrid: Debate.
“El coño de la Bernarda, origen granadino”. Granada Hoy (2015).
“El origen de los dichos: el coño de la Bernarda”. Yorokobu (2019).
“El coño de la Bernarda: mito y leyenda”. Historias de Mujeres (2020).
Foro WordReference, entrada “el coño de la Bernarda” (2007).

Que salga el sol por Antequera
Correas, G. (1627/1906). Vocabulario de refranes y frases proverbiales. Madrid: RAE.
“Que salga el sol por Antequera, expresión histórica”. Rincones de Granada (2017).
Diccionario de Refranes de la lengua española, entrada “sol por Antequera”.
Diversos repertorios costumbristas andaluces (ss. XIX-XX).

Eres más cabezón que el Niño de las Gabias
Canal UGR. “El Niño de Gabia y el estudio de la hidrocefalia” (2021).
Granada Hoy. “Pillos, excéntricos y singulares: el Niño de Gabia” (2021).
Reconquista Hispánica: “Tienes más cabeza que el Niño de Gabia” (2020)
Facultad de Medicina (UGR). Patrimonio histórico y antropológico, documentación sobre el cráneo de Manuel Fernández Baena.
Busto en Las Gabias, obra del escultor Javier Casares, inaugurado 2015.

Hacer las cuentas del Gran Capitán
Mármol Carvajal, L. del (s. XVI). Historia del rebelión y castigo de los moriscos de Granada.
Guevara, A. de (1528). Epístolas familiares.
Diversos refraneros castellanos (siglos XVI-XVII).
Diccionario de la lengua española (DLE, RAE), entrada “cuentas del Gran Capitán”.
Artículos divulgativos en prensa: ABC Historia, Granada Hoy.

No hay moros en la costa
Diccionario de la lengua española (DLE, RAE), locución “no hay moros en la costa”.
Archivo Histórico de Motril: referencias a ataques berberiscos (siglo XVI).
“El origen de la expresión ‘no hay moros en la costa’”. Rincones de Granada (2018).
“Moros en la costa: el lenguaje de las atalayas”. La Opinión de Málaga (2019).
Diccionarios de refranes castellanos, ss. XVIII-XIX."