Publicaba los otros días Álvaro González de Aledo (El Corto Maltés), en su blog, una fotografía (que me voy a permitir "fusilar", ahora que está tan de moda), junto a un único comentario en el título: "¡Vaya navegantes!". Todos estos días transcurridos, he estado dándole vueltas a la cabeza.
Y si, creo que hemos "perdido el norte" con tanta tecnología, estamos dejando de navegar, entiéndase el concepto tradicional de navegar... mirar a tu alrededor, sentir el viento y la mar, marcar un rumbo y seguirlo a compás.
Hay un, bueno dos, axiomas en la ingeniería, el primero, que no viene demasiado al caso es aquel de "si funciona, no lo toques", y el segundo, que es el que nos trae hasta aquí, es K.I.S.S. por sus siglas en inglés: Keep It Simple, Stupid (traduzcase con sentido, es "tonto"); que, para más INRI, está relacionado con la US Navy... Creo que todos entendemos el significado... a más simplicidad, a menos complicación, menos posibilidad de avería y más efectividad.
Nos estamos volviendo (ya se, ya se, generalizar es malo) unos vagos, permitimos que unos cacharros nos lleven y nos traigan, nos digan donde estamos y hacia donde vamos, olvidando el noble y viejo arte de "marear". Ya no miramos el compás, no calculamos nuestra posición por los viejos métodos, que van desde la estima hasta el uso del sextante (ese instrumento diabólico), y esto nos esta "desmarinizando". (Tiene delito que sea yo, que vivo de la tecnología, quien diga esto).
Luego nos quejamos de que los "flotillistas" y "charteristas" van en manada, del punto A al punto B, sin saber siquiera por donde y como navegan. Pero... ¿acaso no estamos nosotros haciendo lo mismo?.
Bien está que llevemos
instaladas correderas, sondas, equipos de viento electrónicos... GPSs
obligatorios, Emisoras VHF con DSC homologadas, AIS, pilotos automáticos que nos llevan solos, un ordenador donde
recoger automáticamente nuestra derrota o planificar nuestra ruta...
Pero de ahí, a navegar con la mirada puesta en los "cachivaches"... ¡pues
como que no!, esa es mi opinión.
Así que, tras esta pequeña introducción, con autoflagelación incluida, vamos a comenzar a hablar de esa forma tan "antigua y romántica" de desenvolvernos el el medio que amamos... de navegar, de marear.
Continuará...
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Aunque pueda parecer extraño, no conocía tu blog.
ResponderEliminarHe visto el título (en la Taberna): "Ganando barlovento", y no me he podido resistir, y por si faltaba poco, esta entrada...
¡Cuánta razón hay en tus palabras!
Y va y resulta que eres mi apreciado "PACO PINEDA". Me alegro muchísimo.
Alguna vez lo hago: Dejo sin conectar todos esos aparatos que tan bien has referido y, al poco tiempo... hasta el mar suena diferente. Sé que me entiendes bien.
Ha sido un placer localizarte. Ya no te podrás librar de mí.
Un fuerte abrazo.
¡Hombre Don Tati!, sea Vuesa Merced bienvenido a estos parajes; deseo no asustarle con esas ideicas y pensamientos que de vez en cuando explayo en estas letras. Espero no librarme de su presencia y comentarios.
EliminarPues si, esa sensación de llevar todos los chismes apagados, o al menos no echarles mas vistazos que los imprescindibles, o el tomar enfilaciones o alturas cada seis horas, para llevarlas a la carta y "comprobar que el gps no se ha equivocado mucho" (que malafollaica que soy, jejeje), ese navegar "con la nariz", oliendo el viento. Si, la mar suena hasta diferente, y te hace creer que te quiere mas... como esa amante a la que estás acariciando.
Pero me da la extraña sensación de que somos unos "viejos" románticos en fase de extinción.
Un fuerte abrazo, y muchos rones añejos motrileños.