Todos, o casi todos,
sobre todo si somos andaluces, estamos habituados a los tradicionales
“gorrillas” que nos “buscan, facilitan, ayudan y vigilan”
nuestro aparcamiento y nuestro coche/moto -tendría que hablar en
pasado, ya que hace algún tiempo decidí liberarme de la esclavitud
de los vehículos terrestres ¡pero mira que soy raro!- esta figura,
que en nuestra amada “tierra de liebres y conejos” (Hispánia
para los leídos y escribídos) como sería llamada por los primeros
griegos que se aventuraron por estas costas intentando comerciar con
los tartésicos, se ha acabado convirtiendo en un “o me sueltas la
mosca o te re-decoro el coche/moto”.
Ya nos situamos en el
tipo del que hablamos ¿no?, pues bien, en Italia existe una versión
náutica... los “omaggiatore” (Don Anónimo acaba de corregir mi pesimo italiano... no son "omaggiatore", sino "ormeggiatore". Gracias de nuevo Don Anónimo... pero es curioso que amigos italianos que han leído el post no hayan caído en la cuenta de tan garrafal error y eso que a algunos se lo pasé con antelación para que corrigieran o actualizaran alguna de la información contenida, seguramente debe de ser achacable a lo similar de ambos términos).
Omaggio en italiano es
“homenaje”, pero también es “propina” y es de esta segunda
acepción de donde viene el nombre del oficio.
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Especímenes de Gorrilla Ibérico en acción |
Pongámonos en
situación... llegamos en nuestro flamante -o no tan flamante-
barquito a un puerto público no deportivo, y esta es “conditio sine qua non”...
PÚBLICO NO DEPORTIVO, italiano, buscando un amarre en algún pantalán o boya o
muerto, que evidentemente no hemos reservado porque nos han dicho
-Sta. Guía IMRAY, Biblia verdadera del crucerista avezado- que en
Italia, en los puertos públicos no se reserva amarre... y de pronto
comprobamos, algo acojonados ciertamente, como tres o cuatro
“gommones” o barquichuelas con un tipo o un par de tipos a bordo -si es un puerto grande o mediano, si es un puerto pequeño no habrá ni gommone, será un tipo pegando voces desde el pantalán o el muelle-,
se lanzan hacia nuestra querida embarcación, como solo un italiano
es capaz de hacer volar esos chismes dentro de un puerto,
rivalizando entre ellos por llegar los primeros a nuestra banda (esto
puede llegar a convertirse en una carrera de “barcas de choque”).
Haciendo espavientos y hablando a voz en grito... “Aquí... aquí”...
“Yo... yo”.
Una vez superado el susto
y el trance, caemos en la cuenta de que son los famosísimos
“omaggiatore” ("ormeggiatore"), de los que en alguna ocasión habíamos oído
hablar a algún crucerista francés, o inglés, o habíamos leído de
su existencia en las bitácoras publicadas de algún navegante
patrio.
Seleccionar el
omaggiatore ("ormeggiatore") adecuado es toda una ciencia, pues no debes de fijarte en
lo bonita que es su barca o su gommone, debes de haber estado “ojo
avizor” y haberte dado cuenta de que zona del puerto provenía el
tipo, como está esa zona, que tipo de barcos hay y como están
amarrados, como de despreocupados están los ocupantes de esos
barcos... ¡en fin! Toda una pléyade de detalles, de esa selección
dependerá tu bienestar o malestar en ese puerto italiano.
Estos individuos, tras
haber negociado y regateado el precio de sus servicios -recordad que
en Italia TODO se negocia y se regatea- te guían hacia un pantalán
determinado, o hacia una boya determinada, o suben un muerto donde tu
jamás hubieras pensado que podía haber uno, te ayudan en las tareas
de amarre y más.
Si has elegido bien -como
ya he dicho antes, toda una ciencia por si misma-, el omaggiatore ("ormeggiatore") te
hará la entrada y salida del puerto, se ocupará por ti, de los
trámites ante la capitanía, los carabineros, la guardia de
finanzas... (todo eso dependiendo de tu bandera). Si has elegido
bien, te proveerá de diésel a un precio “no náutico”, de agua,
incluso será capaz de hacerte la compra de fruta, verdura, carne,
pescado... Y esto, como bien podéis comprender, te da mucho tiempo, seguridad y confianza para posteriormente ponerte tu a investigar por
tu cuenta, a descubrir por tu cuenta... sobre todo, porque el tipo,
te habrá indicado también esos lugares que los “locales”
conocen y tu no.
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Logo de la LNI |
Ahora bien, ¡Amigo!, si
has elegido mal, date por j...do, porque tras amarrarte, si es que lo
llega a hacer y no se queda de brazos cruzados mirando desde su
gommone como te deslomas para intentar amarrar, cobrará su omaggio y
no lo volverás a ver mas... y ahí es donde a ti, españolito de
pro, te tocará buscarte la vida, primero frente a la farragosa
administración pública italiana, y luego frente a todo lo demás.
Durante los años de
“bonanza” esta actividad descendió mucho, pero con “la
crisis”... y conociendo a los italianos y como “bichean” para
sacar una lira...
Otra de las curiosidades
náuticas italianas, son los pantalanes/amarres de la “Lega Navale
Italiana”. Esta, es una asociación medio pública -la Armada
Italiana, los Carabineros, la Guardia de Finanzas forman parte de los
“patronos” de la Liga-, medio privada, tipo “Club náutico” a
nivel nacional, que se encarga de fomentar la náutica de recreo, la
competición náutica, la cultura náutica... ¡vamos! Todo lo
relacionado con el mar.
Bien, esta Liga Naval,
tiene amarres en todos los puertos públicos italianos, amarres que
utilizan para sus actividades náuticas y para sus socios -cualquiera
puede ser socio de la Liga- en tránsito, y además, y he aquí lo
interesante -para nosotros-, para cualquier transeúnte que sea
miembro de un club náutico, que llegue hasta sus pantalanes
enarbolando el gallardete de su club. Estos atraques suelen ser
bastante económicos, suelen estar “aseaditos” y bien vigilados
-no en vano, los barcos de los guardacostas atracarán cerca
vuestra-. Así que cuando veais que el atraque que os ofrecen los
omaggiatore no os convence mucho, dirigiros directamente a esos
atraques de la Lega Navale Italiana, os tratarán muy bien, siempre y
cuando no seáis unos cafres -entendámonos... no salir en bolas a la
bañera del barco, estar medianamente aseados, no armar follón con
festejorros y barbacoas salvajes en la bañera...- En la propia
oficina de la Lega Navale, podremos hacer fácil y rápidamente todas
las tareas administrativas de entrada-salida, nos aconsejarán sobre
la meteo local, y todas esas ayuditas que tan bien recibidas son
cuando llegamos a un puerto ajeno al nuestro.
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Gallardete de la LNI - suele estar izado en todos sus muelles y pantalanes |
Eso si, además del
gallardete, deberéis justificar vuestra pertenencia a un Club
Náutico, con la tarjetita de marras que nunca nos acordamos donde la
hemos dejado. Incluso si “nos portamos bien”, ellos mismos, se
encargan de notificar a la oficina local del puerto siguiente de
nuestra arribada, para que no les pille de sorpresa y nos tengan un
amarre “aseadito” esperándonos, cosa que también es de
agradecer.
Para ver las direcciones
de sus oficinas, teléfonos, correos electrónicos... hacéis click sobre “dove siamo” y una vez allí, seleccionáis la zona
deseada. Os aparecerá una lista con sus delegaciones y todos sus
datos, además de un mapa google donde con un gallardete o con su
escudo marcan los puertos/localidades donde se encuentran. Fijaros
que en los datos de las delegaciones locales hay o suele haber dos
direcciones, una la de la “sede social” y otra la de la “sede
náutica” que suele estar ubicada en el puerto.
Aqui os dejo esto...
basado en mi propia experiencia. Puede que algunas cosas hayan
cambiado, ya sabéis “la jodida crisis” y todo eso...